martes, 8 de julio de 2014
Un día pesado para tu bebé
5:30 a. m.: Le cortas bruscamente su plácido sueño porque hoy le toca la vacuna. (Primer llanto).
5:30: Después de un rápido baño le metes el tetero a la boca, para que no salga sin comer. Se fastidia. (Medio sonríe).
6:00: Está lista, te apresuras para transportarla y ya en el carro le sientes el olor de su "gracia". Te devuelves a cambiarla. (Se sonríe como con burlita).
A las 8:00 a. m abren la puerta de la sala de vacunación de la EPS y un río de gente se apresura para coger su turno.
Madres con bebés en brazos chocan entre sí porque quieren ser atendidas de primeritas. El llanto de unos 30 niños se agudiza en ese corre corre y el concierto parece ser eterno.
Alcanzo a coger el turno # 24. Todas las sillas disponibles están ocupadas por mamitas. Esas que mágicamente lograron silenciar y dormir a sus pequeños.
Pero mi bebé, que apenas empieza a caminar, quiere estar en el suelo. Desfilamos por toda la sala, se cae, la levanto (bis).
Son las 9:52 y por fin se me queda dormida en el pecho. Está exhausta.
10:04: Empiezo a escribir esto, pensando además, en el dolor que me dará levantarla para cuando le toque su turno. Serán 4 puyas, 1 en cada brazo y una en cada pierna. Se avecina una sonrisa.
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